Desde el Centro de Estudios Sociales de Chiloé (CESCH) condenamos los diferentes y recurrentes episodios de represión hacia el pueblo mapuche. El cobarde asesinato de Pablo Marchant Gutiérrez, weichafe del ORT Leftraru de la CAM, asesinado en contexto de acción de sabotaje a maquinarias forestales en el fundo Santa Ana Tres Palos, explotado por forestal Mininco, en la comuna de Carahue, es una afrenta a todo el proceso sociopolítico que hoy vivimos.
Los errores desde Fiscalía, al atribuir la muerte a otro weichafe, no parecen casuales en un contexto en el que se criminaliza la recuperación de territorio y se coloca policía pagada con fondos públicos para resguardar empresas extractivistas. Así mismo, preocupa el actuar del Estado frente a la desaparición del Machi del Lof Pillumalin, que con 16 años fue perseguido y aún no se sabe su paradero.
El Estado chileno ha mantenido un rol colonizador y represivo de la protesta social y de las demandas por recuperación del territorio ancestral.
Por último, destacamos que el camino hacia el weichan de Pablo, no es distintos a otros jóvenes mapuche y no mapuche que han abrazado la lucha reivindicativa. Dentro de la cosmovisión, el caminar de un weichafe no es casual. No deja de ser simbólico y relevante que hoy su elüwun sea el cerro Pidenco, mismo territorio recordado en la reciente historia mapuche donde el 97 se vivió una acción que marca la lucha y donde hoy se realiza un eluwün similar a los de los antiguos Toquis de nuestro Pueblo, tal como fue con Caufulican, Pelantaro y Leftraru, que fueron enterrados en los mismos territorios que defendieron. Esto representa un hito y marca el compromiso del pueblo mapuche con su lucha por derecho a la autonomía y territorio, que como pueblo organizado apoyaremos siempre.
Justicia y libertad a los presos políticos Mapuche
Encarcelados en las cárceles de Lebu, Angol y Temuco
Archipiélago de Chiloé, 13 de Julio de 2021